Para iniciar, el paradigma socio – cultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por la tecnología digital, pues da mucha importancia a las interacciones sociales y al lenguaje para la construcción del conocimiento (Fernández Cárdenas, 2009), por lo tanto, sería una teoría necesaria para guiar y organizar la manera en la que los estudiantes y los docentes pueden interactuar con la tecnología. Ya lo vimos en el estudio de Fernández Cárdenas y Silveyra-De La Garza (2010) en el cual se usa el pizarrón interactivo como herramienta para la construcción del conocimiento, gracias al diálogo e interacción que se da entre los estudiantes y los docentes al poder usar los diferentes recursos audiovisuales puestos en el pizarrón, el manejo de la pantalla y por el uso de los gestos de ambas partes.
Además, toda práctica docente requiere una teoría que le dé un respaldo científico, conceptos básicos para poder entender la realidad (en este caso sería cómo los elementos socio – culturales influyen en el aprendizaje de los estudiantes, los cuales son explicados con definiciones como las expuestas por Lacasa, 2002: instrumentos, signos, sistema de actividad humana, prácticas cotidianas, cultura, marcos de conocimiento y prácticas educativas y de socialización; o los términos aportados por Wenger, 2001, tales como: compromiso mutuo, repertorio compartido, empresa conjunta. Asimismo, Daniels, 2003, retoma las nociones de aprendizaje situado, cognición distribuida, mediación, andamiaje, aprendizaje cognitivo, zona de desarrollo intermental).
Asimismo, se requiere de un paradigma que entregue una metodología; por ejemplo, dentro de la teoría socio cultural se han explicado iniciativas como las mencionadas por Daniels (2003): enseñanza recíproca, comunidad de aprendizaje, fifth dimensión y participación guiada. Por su parte, Ramírez Montoya (2007) se refiere a los principios que deben seguir los objetos de aprendizaje, tales como: riqueza de recursos, agenda, ser relevante, clasificable, reutilizable, tener capacidad de agrupación, subjetividad, realidad, historicidad, complejidad, comunicabilidad, integrador y tener unidad coherente y autocontenible. Esto cobra gran relevancia, pues da sugerencias a los docentes sobre las características y el uso de los recursos, las herramientas tecnológicas y la aplicación de la teoría en experiencias educativas ya exitosas de las que se describen las condiciones dadas para tal triunfo.
Con respecto a la evaluación, el paradigma socio cultural da luz sobre cómo crear actividades innovadoras y creativas para verificar que los estudiantes están sacando provecho a la tecnología para la construcción colectiva de los conocimientos, pues ese es el objetivo principal; el facilitar que los estudiantes compartan sus conocimientos y formulen sus propias nociones. De esta forma, el papel del maestro es el de guiar el proceso de aprendizaje y no el de transmitir información que para los estudiantes es sin sentido, aburrida y sin posibilidades de utilizar en su vida cotidiana.
Con respecto a la manera en la que el paradigma socio – cultural ayuda a transformar las políticas educativas e institucionales se tiene que influye en el curriculum escolar para dar espacio a temas de mayor actualidad y significatividad para la comunidad estudiantil, objetivos en los que se pida la construcción del conocimiento de forma grupal; puede cambiar la manera de organizar el mobiliario del aula para el trabajo en grupos; se da puntajes para la realización de ejercicios de autoevaluación y coevaluación para las actividades que se hagan siguiendo los lineamientos del aprendizaje cooperativo, se reducen la cantidad de estrategias pedagógicas para la realización individual.
Por último, con el paso del tiempo, el paradigma socio cultural deberá haber permeado todo el sistema educativo y modificado la manera de percibir el proceso de enseñanza – aprendizaje por parte de sus actores para que sea exitosa su aplicación. Ahora se está en un proceso de transición donde se ocupa paciencia para que los docentes se alejen del modelo educativo tradicional; los estudiantes se acostumbren a tener un papel más activo, a depender menos de la dirección de su maestro, a aprender a trabajar en equipo; las políticas educativas y los centros de estudios apoyen los aspectos administrativos, políticos, curriculares, tecnológicos, arquitectónicos y otros necesarios para que haya coherencia entre lo ideológico propuesto y la práctica diaria en las escuelas.
Referencias:
Daniels, H. (2003). Vygotsky y la Pedagogía. Barcelona: Paidós.
Fernández-Cárdenas, J. M. (2009). Las tecnologías de la información y la comunicación desde la perspectiva de la psicología de la educación. (J. Arévalo Zamudio, & G. Rodríguez Blanco, Edits.) México, Distrito Federal, México: Secretaría de Educación Pública/Dirección General de Materiales Educativos.
Fernández-Cárdenas, J. M., & Silveyra-De La Garza, M. L. (2010). Disciplinary knowledge and gesturing in communicative events: a comparative study between lessons using Interactive Whiteboards and Traditional Whiteboards in Mexican schools. Technology, Pedagogy and Education, 19(2), 173-193.
Lacasa, P. (2002). Cultura y Desarrollo. En P. Herranz Ibarra, & P. Sierra García, Cultura y Desarrollo (págs. 17-50). Madrid: UNED.
Ramírez Montoya, M. S. (2007). Administración de objetos de aprendizaje en educación a distancia: experiencia de colaboración interinstitucional. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 351-373). México: Limusa.
Wenger, E. (2001). Comunidades de Práctica: Aprendizaje, Significado e Identidad. Barcelona: Paidós.